18.3.09

Lengua larga

El resultado de nuestra encuesta, que pueden ver al costado, muestra que las opiniones están divididas respecto a la frase de Claudio Pizarro. Al respecto, un amigo y fiel lector, por quien tenemos el mayor de los respetos y que coincide generalmente con nuestra línea editorial, nos ha enviado un correo electrónico en el que discrepa por haber calificado, ayer en portada, la frase de marras como “autogol”. Citamos parte de su comentario:
“Defendiste en su momento a la campeona mundial de box a la que mentalidades estrechas típicas de nuestro querido Perú no querían darle los laureles deportivos pero no defiendes a Pizarro, que es un futbolista de éxito al que se maltrata. Yo coincido más bien con Pizarro sobre mucha gente en el Perú, ¿tú no? A mí no me toca juzgarlo por sus negocios. Eso al ‘incorruptible’ Poder Judicial. Tal vez el rol de La Razón sea precisamente defender a todos aquellos a quienes les hacen cargamontón en el Perú, como en el caso de Fujimori, los militares, etc”...


Y ésta fue parte de la respuesta al buen amigo:

“Poner la llamada de portada –que, como habrás visto, fue titular principal de Perú.21 y Ojo– en frío, factual, significaba avalar de alguna manera lo que dijo Pizarro. (De paso, por fin coincidimos en algo con La República, cuya llamada dice ‘Insulta a peruanos’ y ‘Se fue de boca’). El fútbol no me interesa. Ignoro si Pizarro es buen o mal jugador. Veo el tema desde un ángulo político. La Razón se caracteriza por la defensa de lo nacional y me chocó lo que dijo Pizarro, así que supongo que a buena parte de nuestros lectores también. Hay cosas que no pueden decirse y menos en un diario extranjero, en momentos que estamos por presentar la demanda ante La Haya y Chile nos mira con lupa”.

Hasta aquí el intercambio de opiniones con nuestro buen amigo. Añadiremos que a veces ocurren estas cosas porque los medios tienden a sobrestimar a ciertos personajes y les preguntan sobre lo humano y lo divino. Los “ídolos” populares tienen todo el derecho como ciudadanos a opinar, claro, pero darles un estatus de oráculo es exagerado (y no solo entre nosotros: miren en Argentina a Maradona pontificando sobre economía ¡qué sabe el burro de alfajores!) Y lo vemos ahora entre la progresía local con su nuevo ícono, Magaly Solier. Suponemos que es una buena actriz, pero de ahí a llevarla a recorrer ese mamarracho de “Yuyapanaq” para que luego hable de política antisubversiva y reproducir lo que dice como si fueran las Tablas de la Ley (¡y algunos caviares ya la quieren lanzar a la presidencia!) hay un gran trecho. Zapatero a tus zapatos.

LA RAZON

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