18.3.09

Prozac Social

Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe

Sube Alan García pero la economía se enfría.

No es poca cosa la trepada de la aprobación de Alan García ocurrida desde noviembre, cuando estaba en 19%, hasta el 34% actual que ojalá se mantenga cuando la economía empieza a mostrar síntomas de que la crisis global ya está aquí.
Durante los últimos cuatro meses, la aprobación presidencial creció quince puntos y la desaprobación cayó en diecisiete. Las encuestas a nivel nacional de Ipsos-Apoyo permiten explicar la fórmula no tan mágica de este fenómeno como un combo con más obras, menos inflación y un poco de populismo que el gobierno ha estado cocinando especialmente después del relevo ocurrido en el MEF a inicios de este año.

Así, al presidente lo habrían ayudado el mayor gasto en el marco del plan anticrisis junto con una entusiasta participación suya en inauguraciones casi de lo que sea; la caída de los precios básicos por las recientes tendencias internacionales; y movidas populistonas como la condonación de préstamos del Banco de Materiales o la ley de expropiaciones.
La población también debe haber valorado muy positivamente en su opinión del desempeño presidencial el contraste entre las noticias horrorosas que provienen del exterior sobre la evolución de la crisis internacional, y las no tan malas –y algunas muy buenas– que se han estado sintiendo en el país.

Sin embargo, la mayoría de peruanos no entiende la crisis como algo reciente derivado del manejo delincuencial de la banca en Estados Unidos, sino como un compañero inseparable que está con nosotros casi desde siempre. A pesar de ello, en los últimos meses ha habido un repunte de las expectativas y dos indicadores en alza lo reflejan: el de Confianza Empresarial (BCR) y el de Confianza del Consumidor (Apoyo).

En dicho contexto, y seguramente sabiendo que la recuperación mundial todavía va a demorar –lo que, sin duda, afectará a la economía peruana–, el presidente García ha asumido la función de recetarle al país dosis crecientes de Prozac social a través de discursos llenos de optimismo.

Está bien que el presidente asuma la tarea de predicador para mantener el ánimo en alto, con tal de que no se le pase la mano y nos meta una sobredosis que impida ver que la economía mundial puede empeorar más y complicarnos la vida.
De hecho, el crecimiento del PBI en enero de solo 3.14%, cuando el MEF esperaba 4.5%, es una alerta relevante especialmente cuando el Banco Mundial prevé que esta crisis producirá seis millones de nuevos pobres en América Latina. Por más optimistas que seamos, y a pesar de que nos vaya mejor que a los vecinos, es obvio que algunos van a ser compatriotas nuestros.

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