15.3.09

Límites marítimos: memoria peruana ante La Haya

Dentro de pocos días el Estado Peruano presentará ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, la memoria que contiene los argumentos de carácter jurídico, geográfico e histórico que respaldan sólidamente nuestra demanda para delimitar nuestros límites marítimos con Chile, algo que no se ha logrado hasta el momento por el conducto bilateral y que, por ello, nos ha obligado a presentar la demanda pertinente ante la mencionada instancia.

Desde 1986, El Comercio ha hecho un prolijo seguimiento de este asunto de tanta trascendencia y que está al margen de banderías de cualquier clase, pues se trata de un objetivo nacional y, ante él, solo cabe la unidad monolítica, sin fisuras, de todos los peruanos.

En la edición de hoy, como ya lo hemos hecho en diversas oportunidades, ofrecemos a nuestros compatriotas, en forma didáctica y secuencial, los pasos que se han seguido sobre el particular, que tienen dos últimos hitos muy importantes: el envío que hizo la cancillería nacional a las Naciones Unidas de la Ley de Líneas de Bases de Dominio Marítimo, en abril de 2007, con lo cual se afrontaba, con sólida argumentación y firmeza, el intento chileno de apropiarse indebidamente de tierra y mar indudablemente peruanos.

El otro momento trascendente fue la presentación de nuestra demanda ante la CIJ, ya que Chile se encasilló en su negativa a negociar con el Perú sobre límites marítimos.

El procedimiento que se sigue ante el tribunal de La Haya tiene dos fases: una escrita y otra oral. Lo que nos toca ahora es presentar la memoria y, la otra parte, puede hacer lo mismo.

Si fuera necesario habrá réplicas y también podrán presentarse documentos que se consideren convenientes. Terminada esta fase se pasa a la oral.

Nosotros confiamos plenamente en la idoneidad profesional de nuestros diplomáticos y de los especialistas que han sido contratados para respaldar los planteamientos de la memoria. Tenemos añeja tradición en estos menesteres y, nuestra cancillería, con José Antonio García Belaunde al frente, así como el equipo que lidera Allan Wagner Tizón, agente del Estado Peruano, han preparado una memoria en la cual, como diría Azorín, todo ha sido sacrificado en aras de la claridad.

Lo peor y más dañino que puede ocurrir ahora es alentar un clima de crispación en Chile y en el Perú. Hoy, más que nunca, nuestra vinculación económica e incluso humana es muy estrecha. Por eso nos disgustaron las palabras del ex canciller Alejandro Foxley cuando declaró que estábamos anclados en una forma de hacer política propia del siglo XIX.

Nosotros le preguntamos si algún diplomático peruano puede tener parangón con Abraham König, ministro plenipotenciario de Chile en Bolivia, cuando en 1900 aseveró enfáticamente: “Nuestros derechos nacen de la victoria, la ley suprema de las naciones”. Los peruanos, por lo contrario, hemos aprendido que no hay que confundir la violencia con la fuerza jurídica, cuya facultad de imperio a través de la ley es una de las máximas conquistas de la civilización.

Para terminar hemos elegido un texto de uno de nuestros más connotados internacionalistas, don Alberto Ulloa Sotomayor: “El Perú puede y debe ser amigo de Chile y poner en esta amistad un sincero deseo de hacerla efectiva y de perpetuarla sin sombras, pero teniendo siempre presente que bajo ella pueden encubarse, desenvolverse y tomar posiciones otras ambiciones chilenas, en formas en parte previsibles y en partes no. En los pliegues del manto de la paz se suelen encubrir las espadas y sería insensato un pueblo que dejara las suyas, mientras el amigo, que puede disfrazar al enemigo, avanzara con la mano tendida pero sin despojarse de aquella y sin deponer su reflejo en la codiciosa mirada”.
el comercio

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