15.3.09

Se debe formalizar el deporte más popular

No cesan los escándalos vinculados al fútbol peruano luego de que la venta de un jugador al Werder Bremen ocasionara la renuncia del presidente de esa institución por, aparentemente, haber recibido una comisión; y ahora tenemos una nueva denuncia sobre la venta, al Almería de España, de otro jugador. Si a estos hechos le sumamos los eternos malos manejos en la mayoría de clubes, y los continuos líos asociados a la Federación, entonces tenemos la figura de un deporte en permanente convulsión.

No es ninguna sorpresa, por tanto, que hayamos cumplido 26 años de fracasos ininterrumpidos con la selección. Incluso la mejor señal de que se requiere una reforma a fondo la constituye la tendencia que se está creando con dirigentes que, cuestionados en la administración de sus clubes, terminan buscando la protección de la impunidad, perdón de la inmunidad parlamentaria. Este es el segundo Congreso consecutivo en el cual experimentamos esa situación.

Por otro lado, los clubes de fútbol en nuestro país son supuestamente asociaciones civiles sin fines de lucro. Sin embargo, el lucro –no necesariamente logrado por la vía legal– parece ser el principal motivador de la mayoría de dirigencias en la actualidad. Son tan frecuentes las denuncias de dirigentes que se dividen, con los agentes, el dinero que reciben por el pase de un jugador –en lugar de entregarlo a su club–, que parece ser una modalidad generalizada para sacarle provecho a su institución. Considerando que pocos dirigentes peruanos son a su vez empresarios de éxito, parecería que muchos de ellos viven del negocio de la compra y venta de jugadores.

Para salir de esta lamentable situación, la mejor alternativa es convertir los clubes en sociedades anónimas sujetas a todas las obligaciones contables y tributarias, debiendo rendir puntualmente cuentas auditadas. Sería difícil pensar que en un marco empresarial formal los dirigentes se atrevan a seguir administrando los clubes con la misma irresponsabilidad. Más bien se abriría la posibilidad de contar con un accionariado difundido, con los hinchas participando como propietarios que financian y fiscalizan a los clubes. Así se facilitaría que estos se conviertan en instituciones serias y modernas, que podrían aspirar nuevamente a lograr éxito en la arena internacional.

PERU 21

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