9.3.09

Ausencia de valores

¿DÓNDE QUEDÓ LA CONVIVENCIA CIUDADANA?

Por: César Elejalde

¡Hay que combatir la corrupción! Esta frase la grita toda la humanidad. La corrupción no es un mal peruano. Es un mal que perdura a través de los siglos y de todas las civilizaciones y subsistirá hasta el final de los tiempos. Tiene su primer origen en la libertad del hombre. Si le quitamos su libertad, dejaría de ser hombre. ¿Entonces, qué hacer? Tratar, en forma inteligente, de que haya menos corrupción.

Hablamos de reformar el Poder Judicial, el Ministerio Público, la policía, la administración pública, el Gobierno Central, los gobiernos regionales, las municipalidades, etc. Habrá todas las reformas y se dictarán las normas que se reclaman y la corrupción siempre estará presente. El problema no está en las instituciones y su estructura. El problema está en los hombres y mujeres que las manejan. Es un problema personal. Se han olvidado los valores humanos y priman la codicia, el hedonismo y, fundamentalmente, el egoísmo. La sanción es, por ahora, indispensable. Una sanción dura e inflexible, cuando se trata de cuidar el bien público o los derechos humanos.

Pero esto no es el remedio o el paliativo para curar o disminuir la virulencia de la enfermedad. Hay que trabajar donde se puede sembrar buena conducta con cierto éxito, aunque sus frutos no se cosechen de inmediato; estoy hablando de la educación de la niñez y de la juventud, que en la actualidad, tal vez instruya, pero no forma al niño y al joven. “La educación y la escuela deberían estar al servicio de la democracia y la reforma social inculcando en el joven hábitos y actitudes que beneficien al bien común”. “La formación moral, espiritual e intelectual, constituye la clave para solucionar muchos problemas” (Alberto Hurtado Cruchaga). Entre los que destaca la falta de solidaridad y de honestidad.

No hay tiempo que perder, se debe enseñar obligatoriamente en todas las escuelas y universidades del Perú el curso de educación moral y cívica, que inexplicablemente hace años se suprimió. Los resultados están a la vista. Ha crecido la corrupción, se ha perdido el respeto a las autoridades y principios elementales de convivencia ciudadana y hasta a los emblemas patrios.

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