3.3.09

La clave está en los tiempos

LA DEMORA EN LOS PROCESOS JUDICIALES

Por: Francisco Delgado Ingeniero

Justicia que demora no es justicia. Esta es una máxima conocida en los predios jurídicos y debe ser uno de los puntos de quiebre para mejorar la justicia en el país. Si queremos mejorarla, comencemos por respetar los plazos o tiempos.

Un litigante que ve pasar año tras año sin que termine su juicio o incluso un magistrado sujeto a investigación, que pasa tres o más años sin que termine su asunto, van a pensar que la justicia es mala y que eso no es justicia.

Es cierto que existen jueces corruptos y también corruptores, que los juzgados tienen una sobrecarga impresionante, que las leyes tienen varias interpretaciones, a veces tantas como abogados hay. Pero estos problemas son difíciles de solucionar. Mejorar los tiempos sí podría ser una regla para todos los procesos.

En días pasados se recibió en el Consejo Nacional de la Magistratura la declaración de un trabajador que se quejaba de que su juicio tenía siete años y que, en casación, la Corte Suprema había ordenado que volviera a primera instancia, porque se había iniciado mal y no se habían actuado las pruebas adecuadas. ¡Es esto justicia o una burla! ¿Y los tiempos perdidos por los juzgados?

Todos hemos escuchado del juicio que se seguía a la conductora de televisión Magaly Medina. Sabemos que esa querella se inició el 14 de enero del 2008 y que la sentencia en primera instancia se dio el 16 de octubre de ese año, es decir, 10 meses. Se apela a la segunda instancia y después de dos meses se emite la nueva sentencia, 12 meses hasta ahora. Se interpone el recurso de nulidad ante la Corte Suprema y allí estamos. ¿Por qué debe apelarse? ¿Y los tiempos perdidos?

En este caso, emitida la sentencia de primera instancia, su defensa presenta un hábeas corpus contra la jueza que vio la causa (pobre jueza), lógicamente ante otro juzgado, el mismo que lo declaró improcedente. Sin embargo, apeló ante otra sala superior que lo declara infundado y allí la defensa de Medina señala que le parece correcto que se rechazara su pedido. ¿Para qué lo hizo entonces? ¿Quién pagó ese juicio y quién se ocupa del tiempo en que el juez dedicó a ese caso en desmedro de otros?

¿Por qué tantas instancias? El argumento “lo permite la ley”, “lo dice la ley”, no es válido, porque si fuera así hace tiempo que se habría podido pedir el cambio de la norma. ¿Por qué, entonces? Porque los abogados cobran más o porque interesa hacer escándalo y tener más rédito o propaganda o porque se quiere ganar tiempo. Mientras tanto, ¿la justicia qué hace? ¿Y la pérdida de tiempo?

Indudablemente que si trabajamos en disminuir tiempos, los jueces podrán tener más tiempo para solucionar otros juicios, la ciudadanía tendrá procesos que durarán menos y el Poder Judicial sería más apreciado y la aprobación sería mayor.

¡Avoquémonos a esto!

MIEMBRO DEL CONSEJO NACIONAL DE LA MAGISTRATURA

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