7.3.09

La otra mitad

Mañana es el Día Internacional de la Mujer y se ha publicado por la ocasión una serie de estadísticas que realmente generan depresión. Es inaceptable la discriminación que todavía persiste para la mitad de la población y es indignante que seis de cada diez peruanas hayan sufrido de algún tipo de violencia familiar, pobre reflejo de la 'valentía’ de muchos peruanos. Por otro lado, millón y medio de peruanas nunca culminaron su educación, por lo tanto, es poco probable que puedan aspirar a progresar. Mientras que aquellas que sí lograron capacitación, tienen que luchar en el mercado laboral para lograr reconocimiento e igualdad en la remuneración.

Lamentablemente no hay una fórmula mágica de solución para esta situación. Sin embargo, hay un conjunto de medidas que sí se podrían tomar. La primera es la de las comisarías para mujeres: solo existen siete en toda Lima cuando debería haber una en cada distrito a nivel nacional. La diferencia que puede hacer que una mujer tenga acceso a personal especializado y no deba pasar por la humillación de tener que denunciar ante cualquier efectivo policial que ha sido víctima de violación o de violencia familiar es fundamental.

En otro aspecto, la legislación laboral, tan engorrosa y rígida en materia de estabilidad, es muy vaga en cuanto a penalizar el tratamiento diferencial por el género del trabajador. En economías más desarrolladas, las causales de sanción por discriminación son muy claras y han ayudado a eliminar una tara mental que distorsiona el mercado laboral.

Asimismo las mujeres figuran desproporcionadamente entre la población en extrema pobreza. Ayudarlas a salir de la miseria pasa por ampliar programas efectivos como Juntos, que entregan directamente a la madre recursos condicionados a la salud y la educación de sus hijos. También sería importante que el electorado elija a más mujeres en la representación congresal, aunque para lograrlo sería nefasto que se apruebe el pésimo proyecto de eliminar el voto preferencial presentado por las cúpulas partidarias que se quieren entornillar.

Finalmente lo que realmente se requiere es que nuestra acalambrada sociedad se suelte y evolucione hacia la modernidad. Sin embargo, para lograrlo, primero es necesario sentir vergüenza por la discriminación de la que aún son objeto quienes son nuestra otra mitad.
LA REPUBLICA

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