21.3.09

Manipulación y negocio (CaViaR)

Por ventura, ¿puede alguien –como el burgomaestre del distrito de San Miguel– reiterar que entregará un terreno de su comuna para edificar un museo de la memoria impulsado por gente que perteneció a la Comisión de la Verdad y Reconciliación CVR, aquella que pidió a Alemania la donación de fondos para tal objetivo? Algunos no entienden que un museo de la memoria debería hacerse sobre una ancha base social, y no sólo sobre los parámetros de la izquierda caviar que en la década del ochenta fue la proxeneta del terrorismo.


Necesitamos un museo en el que participen las verdaderas víctimas del drama de la subversión: policías, soldados, autoridades, ronderos, militantes partidarios (en especial del APRA y AP, movimientos que más mártires entregaron a la democracia). Un museo de la memoria no pasa por lo que digan tres senderólogos, quienes resultarían beneficiados con ese proyecto para seguir lucrando a costa de lo que fue la violencia interna. Basta ver cómo los promotores de la CVR manipularon una serie de hechos. Ni las fotografías se salvaron porque las expusieron para ser apreciadas errónea, tramposamente, siempre para hacer creer que el Estado peruano era el violador de los derechos humanos.

Ayer publicamos el testimonio del humilde campesino Edmundo Camana Sumari, quien 25 años después de la tragedia confiesa que jamás recibió ayuda alguna de las ONG ni de la CVR, a pesar de que ésta expuso por todo el mundo su imagen fotográfica, en la que se le aprecia con el rostro cubierto por un trapo, supuestamente para inducir al espectador a imaginar que había perdido un ojo. Pero aquello se hizo sin su autorización ya que nunca fue requerido por la CVR para conocer siquiera su estado de salud. Lo cierto es que ahora vive y con ambos ojos, ya que lo que recibió fue un machetazo en la parte posterior de la cabeza, mientras que en el rostro le impactó un puñete que dejó su ojo amoratado. Evidentemente su caso fue una manipulación gráfica y, como no fue víctima de las fuerzas armadas, su testimonio no servía para los negocios de las ONG de izquierda.

¿Así insisten algunos en un museo de la memoria con la participación de la CVR que, al margen de no haber asistido ni registrado el testimonio de la víctima Camana, ni siquiera se dignó señalar –en su informe final– quién era Edmundo Camana ni lo que realmente le sucedió? Su rostro fue usado para decirle al mundo que perdió un ojo por acción de las fuerzas del orden, cuando no lo había perdido; sirvió para presentarlo como víctima de policías y militares, cuando lo cierto es que el 3 de abril de 1983, en Lucanamarca, fue interceptado por terroristas quienes a golpes lo bajaron del caballo en el que cabalgaba, ataron sus manos y lo maltrataron para que denuncie acerca del número de policías en Huancasancos para que luego los llevara allí. Pero en el camino los terroristas encontraron a otro hombre quien contó cuántos policías verdaderamente había. Entonces creyeron que Camana no había querido colaborar con ellos y lo machetearon en la nuca, aunque su sombrero aparentemente amortiguó el golpe. Al día siguiente Camana despertó cuando dos mujeres se disponían a llevarlo al hospital donde le pusieron 36 puntos.

Lo indignante es que las ONG de dd hh –pero sobre todo la Comisión de la Verdad– lucraron con la foto de Edmundo Camana Sumari, pero a él jamás lo asistieron, ni mucho menos incluyeron en la lista de reparaciones.

EXPRESO

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